Flamenco

¿Quién no ha visto alguna vez en las lagunas, aunque sea desde la ruta y a lo lejos, a los flamencos? Son tan elegantes, tan delicados...

Si cerrás los ojos y escuchás la «música de la naturaleza», vas a ver que todo encaja como en una melodía: ese cuello largo y las patas que siempre están metidas en el agua, el pico grueso y curvo, sus colores rosados; y si los ves volar, te quedás mudo mirando sus movimientos.

Tenemos la suerte de que existen en toda la Argentina. Donde haya una laguna, seguramente vas a ver un flamenco, y llegan a ser miles agrupados en un mismo lugar. Hay tres especies, el Flamenco «Común» o «Austral» (Phoenicopterus chilensis), el «Andino» o «Grande» (Phoenicoparrus andinus) y el «Chico o Parina» (Phoenicoparrus jamesi).

El que habita en casi todo el país es el primero, mientras que los otros dos lo hacen en las altas montañas del noroeste argentino, aunque el «Grande» baja en otoño hacia la zona de llanuras.

Los mapuches le decían «Pichral» y a ellos también les llamaba la atención sus hábitos. Cuando duermen, por ejemplo, lo hacen dentro del agua, parados, incluso en una sola pata, hasta con temperaturas muy bajas que llegan a congelar el agua a su alrededor.

Nos contaba Horacio Riesco, una de las personas encargadas de cuidar la reserva «Parque Luro», en La Pampa, que él no ha visto nidos de flamencos en la zona. Se van a principios de diciembre y los primeros días de marzo vuelven a la laguna del Parque, nos dijo.

En general, construyen los nidos a fines de la primavera (tarea tanto de la hembra como del macho) de manera muy particular: forman un cono de barro y ramitas, que llega a medir unos 30 cm de alto, y en la punta tiene un hueco donde depositan el huevo (uno, raramente dos). A fin del año o principio del otro, nace el pichón, y después de tres meses, comienza a desplegar las alas. En muy corto tiempo se suma al vuelo con los mayores.

El agua es su mejor aliado contra cualquier amenaza. Por eso pasan el día y la noche dentro de las lagunas (sobre todo saladas). Pero además, porque allí está su alimento. El enorme pico curvo que tienen les sirve para extraer agua con «bichitos» microscópicos. Después, como las ballenas, filtran el agua y los microorganismos quedan dentro del pico.

Roberto Cinti, de la Fundación Vida Silvestre, dice que hay mucha gente que los encierra en zoológicos y también en parques privados, y que van perdiendo el color y lentamente se van muriendo.

También, están aquellos que desde la ruta no encuentran mejor diversión que probar puntería con ellos.
Hay veces que uno se pregunta qué le pasa por la cabeza a esa gente. ¿Vos no te has preguntado alguna vez lo mismo? La verdad es que a mí me parece una «animalada», con el perdón de la palabra y de los animales.

Foto: Gabriel Rojo

 

Ficha técnica:
Nombre científico: Hay tres (3) tipos en Argentina: Flamenco «Común» o «Austral» (Phoenicopterus chilensis), «Andino» o «Grande» (Phoenicoparrus andinus) y el «Chico o Parina» (Phoenicoparrus jamesi).
Otros nombre comunes: Los mapuches le decían «Pichral»
Habitat: lagunas de aguas dulces y salobres. También en esteros.


Fuente: Rev. Vida Silvestre N° 51,
«Las aves argentinas» de C.Chr. Olrog,
«Aves de Argentina y Uruguay» de T. Narosky y D. Yzurieta,
y «Los parques nacionales de la Argentina» de autores varios.

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