En el centro oeste del territorio de La Pampa (Arg.), en una inhóspita y poco accesible zona entre los departamentos de Limay Mahuida y Puelén, se encuentra el Gran Salitral, uno de los salitrales más extensos del mundo, con características biológicas y paisajísticas especiales.
El territorio pampeano cuenta con siete áreas protegidas de carácter provincial (Parque Luro, Laguna de Guatraché, Limay Mahuida, La Reforma, Pichi Mahuida, La Humada y Casa de Piedra), una de jurisdicción nacional (Parque Lihué Calel) y una de jurisdicción municipal (reserva Chadilauquen, Embajador Martini). Ninguna de ellas comprende a un ambiente tan particular y característico de nuestra provincia como los salitrales y su entorno cercano.
Si bien durante años se puso énfasis en proteger áreas de alto valor biológico –sea por el elevado número de especies amenazadas que contiene como por sus endemismos–, en los últimos años ha prosperado la idea de que también es necesario proteger áreas de interés biológico más allá de que contengan o no especies amenazadas.
Algunas de las zonas que, a la luz de los nuevos conceptos, han logrado una revalorización son las corrientes y ojos de agua en zonas áridas, y los salitrales que proveen nutrientes minerales para la fauna local.
En este contexto surgió la idea de crear el área protegida provincial “Salitral Encantado” para preservar la riqueza biológica, paisajística y cultural del Gran Salitral y su entorno.
Poblaciones en retroceso
Desde la Subsecretaría de Ecología se propone desde hace tiempo crear el área protegida provincial “Salitral Encantado”.
El Gran Salitral, o Salina Grande, “ha demostrado ser una importante zona de uso de la fauna local”, tanto de mamíferos como de las aves, explicó la Subsecretaría en el proyecto que elevó a la legislatura provincial oportunamente. A ello se suma que entre las especies relevadas hay varias que muestran serios retrocesos en sus poblaciones y ello “justifica extremar las medidas de conservación”. Tal es el caso de la tortuga terrestre (Chelonoidis chilensis), el guanaco (Lama guanicoe), la mara (Dolichotys patagona) y el puma (Felis concolor).
En esta zona también se encuentra la población más austral del retamo (Bulnesia retama), una planta nativa con serios problemas de conservación.
El Gran Salitral y su entorno poseen “un alto interés paleontológico y científico”, como así también valores culturales, intelectuales, estéticos y espirituales “valiosos para cualquier sociedad” y que merecen ser preservados y disfrutados, tanto por las actuales como por las futuras generaciones.
Llanuras aluviales
El Gran Salitral ocupa parte de los lotes fiscales 6 y 15 de la Sección XXIV, Fracción C, y la totalidad de los lotes fiscales 9, 10, 11 y 12 de la Sección XIX.
En el Inventario Integrado de los Recursos Naturales de la Provincia de La Pampa, la zona corresponde a la Región Central, subregión de las Llanuras Aluviales del Atuel – Salado, una extensa llanura aluvial caracterizada por el predominio de material arenoso dispuesto en un relieve plano a suavemente ondulado, con algunos sectores de relieve medanoso.
La vegetación representativa está formada por un estrato bajo a muy bajo de zampa crespa, con jume y pichana como especies acompañantes; un estrato de matas con jumecillo como especie dominante, y un estrato graminoso de pasto fino y paja blanca.
La actividad productiva de la zona se limita a la cría de caprinos, ovinos y bovinos, con un rinde de producción muy bajo ya que el potencial forrajero de la zona es pobre.
Una buena oportunidad
El Gran Salitral es una laguna de enorme superficie –en torno a las 60.000 hectáreas–, con un volumen de agua más o menos estable, alimentada tanto por las lluvias ocasionales como por dos arroyos temporarios.
Uno de los arroyos es el Potrol, que nace en la laguna El Huncal. Esta laguna recibe a su vez el caudal del Arroyo de la Barda –el brazo activo del río Atuel–; cuando se llena desagua hacia el sur a través del Potrol y su escorrentía termina en el Gran Salitral. “El Gran Salitral es el verdadero nivel de base del río Atuel”, explicó Fabián Titarelli, técnico de la Subsecretaría de Ecología y uno de los impulsores del proyecto, en declaraciones a una radio.
También por el norte –en posición occidental respecto al Potrol– ingresa el Arroyo de las Barrancas, un curso de agua esporádico que colecta el agua de las barrancas ubicadas al oeste y noroeste. En épocas lluviosas “se transforma en un arroyo tan o más importante que el Potrol”, puntualizó Titarelli.
Circunstancialmente el salitral recibe aportes de los desbordes de algunos bañados del río Salado, que ingresan a la laguna por el noreste.
El acceso al lugar es dificultoso debido a la falta de caminos apropiados y de una buena señalización. Lo más conveniente es hacerlo por el sur, a través de la ruta provincial 23, que costea gran parte de la zona.
La creación de esta área protegida “es una muy buena oportunidad” para ampliar la superficie bajo protección legal con fines ecológicos, destacó el técnico. “Por un lado son tierras poco productivas (y en su mayor parte fiscales) pero por el otro tenemos evidencia de que la encia de la fauna las utiliza mucho, sea como lugar de paso o para vivir, algunas dentro del salitral, otras en su entorno”, destacó Titarelli.
“Una oportunidad buenísima para tener poblaciones estables de especies que necesitan mucho espacio, como el guanaco, el puma o el ñandú”, subrayó.
Texto: Fernando Tourn
Fotos: Fabián Tittarelli