América Latina y el calentamiento global

América Latina y el Caribe sufrirán daños anuales en el orden de US$ 100.000 millones para el año 2050, debido a mermas en los rendimientos agrícolas, la desaparición de glaciares, inundaciones, sequías y otros eventos provocados por el calentamiento del planeta, según los resultados de un nuevo informe.

El estudio preparado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) señala que se requieren reducciones obligatorias de emisiones de gases efecto invernadero para evitar algunas de las consecuencias potencialmente catastróficas causadas por el cambio climático a largo plazo. El informe estima que los países deberán realizar inversiones anuales adicionales de US$110.000 millones a lo largo de las próximas cuatro décadas, para reducir las emisiones de carbono per cápita a niveles acordes con los objetivos de estabilización del clima mundial.

“Muchos cambios climáticos son irreversibles y seguirán afectando a la región en el largo plazo”, dijo Walter Vergara, Jefe de la División de Cambio Climático y Sostenibilidad del Banco Interamericano de Desarrollo e investigador líder del estudio, cuyos resultados preliminares fueron presentados hoy en un evento en la sede del BID, conjuntamente con la organización no gubernamental Center for American Progress (CAP). “La adaptación es necesaria para prevenir más daños, pero no es suficiente. Necesitamos acciones más decididas para doblar la curva de las emisiones en las próximas décadas”, subrayó.

Una región especialmente vulnerable
América Latina y el Caribe producen sólo el 11 por ciento de las emisiones causantes del calentamiento global. No obstante, los países de la región son especialmente vulnerables ante sus efectos, debido a su dependencia económica de las exportaciones de recursos naturales, la existencia de una red de infraestructura especialmente sensible a los fenómenos climáticos, y a la presencia de áreas bioclimáticas críticas como la Cuenca Amazónica, el bioma coralino del Caribe, los humedales costeros y frágiles ecosistemas montañosos.

Los daños anuales proyectados para América Latina y el Caribe causados por los impactos físicos asociados con un aumento de 2 grados centígrados por encima de niveles pre-industriales suman alrededor de US$100.000 millones para el año 2050, lo que equivale al 2 por ciento del PIB de la región a valores actuales, según el informe titulado “El Desafío Climático y de Desarrollo en América Latina y el Caribe: Opciones para un Desarrollo Resiliente Bajo en Carbono”.

El informe menciona impactos climáticos en la agricultura, la exposición a enfermedades tropicales y cambios en los patrones de las precipitaciones pluviales, entre otros. Por ejemplo, el reporte hace referencia a un estudio reciente que estima que la región experimentará pérdidas por entre US$30.000 millones y US$ 52.000 millones en sus exportaciones agrícolas en 2050.

México y Brasil tienen la mayor distribución de tierra apenas por encima del nivel del mar, lo que les hace vulnerables ante el aumento de este nivel. Un aumento de un metro en el nivel del mar puede afectar a 6.700 kilómetros de carreteras además de causar inundaciones extensivas y daño en las zonas costeras. Un 50 por ciento de pérdida de los arrecifes coralinos del Caribe, debido al blanqueamiento del coral, podría costar al menos US$7.000 millones.

En el estudio se señala que los costos de adaptación constituyen una pequeña fracción de los costos de los impactos materiales, estimados en forma conservadora en 0,2 por ciento del PIB de la región a valores actuales. Adicionalmente, acciones de adaptación pueden tener beneficios significativos en materia de desarrollo, desde seguridad alimentaria hasta mejoramiento de la calidad del aire y la reducción de la congestión vehicular, reduciendo el costo neto de estas actividades.

“Las inversiones en adaptación son efectivas en términos de costos”, dijo Luis Miguel Galindo, Jefe de la Unidad de Cambio Climático de la CEPAL, un contribuyente clave al informe. “Algunas de estas medidas de adaptación son fáciles de implementar y tienen sustanciales beneficios adicionales”.

Si bien la adaptación es importante, también son necesarias inversiones para reducir radicalmente las emisiones de carbono proyectadas en la región, hasta niveles acordes con los objetivos de estabilización del clima mundial.
Bajo un escenario de continuar con las prácticas actuales, en 2050 América Latina y el Caribe aportarán 9,3 toneladas per cápita de gases efecto invernadero, frente a 4,7 toneladas per cápita actuales. El informe define rumbos para reducir la curva de emisiones a 2 toneladas per cápita, mediante la promoción de cero emisiones provocadas por la deforestación y otras prácticas de uso de la tierra para 2030, combinadas con medidas que eliminen la huella de carbono en la matriz energética y en la infraestructura de transporte para 2050 con un costo anual de US$110.000 millones.

“Sí, el gasto de US$110.000 millones por año en una región que enfrenta enormes problemas de desarrollo no constituye una propuesta menor”, dice Pablo Gutman, Director de Economía Ambiental en WWF. “Sin embargo, obtendríamos beneficios muy importantes como una mejor seguridad energética y alimentaria, y las personas disfrutarían de una vida mejor en entornos más saludables”.

“En el largo plazo”, agregó Vergara, “esta es la manera más certera de asegurarse que América Latina y el Caribe sigan prosperando de una forma sostenible”. (Fuente: BID)

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