Desastres Naturales

Más de 180 personas mueren por día en algún desastre natural en el mundo. Una muerte cada 8 minutos. Incendios, sequías, inundaciones, huracanes, terremotos... millones mueren y muchos más son las que quedan lisiadas o pierden sus hogares.

De tan repetidas resultan monótonas las noticias en los diarios que informan de desastres que se producen en algún lugar del planeta. Es tan común y tan dramático que hasta las Naciones Unidas declaró un decenio como Década Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, y al segundo miércoles de octubre como Día para la Reducción de los Desastres Naturales.

Qué son

Los desastres son el resultado de una ruptura entre el hombre y la naturaleza. “Un evento súbito (o lento, como una sequía) de tal magnitud que la comunidad golpeada necesita esfuerzos extraordinarios para hacerle frente”, dice Eric K. Noji (en su libro "Impacto de los desastres en la salud pública"), aunque aclara que son desastres porque afectan a las personas, a la salud pública, “de otra forma, serían simplemente fenómenos geológicos o meteorológicos interesantes”.

Cuando se mueve la tierra; o las llamas arrasan cientos de miles de hectáreas de bosques; cuando las aguas tapan el ganado, los campos cultivados, las casas, las selvas; cuando los vientos doblan los árboles y levantan los techos de las viviendas; cuando pasan todas estas cosas, miramos al cielo buscando respuesta. Pero, para desilusión de los falsos profetas, la respuesta (o parte de ella) está aquí, sobre la tierra.

Lo peor está por venir

Los pronósticos anuncian que en los próximos años existirán un millón de tormentas, unas 100.000 inundaciones, decenas de miles de desplazamientos de tierras, terremotos, incendios forestales y tornados, y cientos de miles de ciclones, huracanes, sequías y erupciones volcánicas.

Pérdidas económicas causadas por desastres naturales en América Latina y el Caribe 1900–2009 (en US$ millones)

Durante el siglo pasado, el crecimiento demográfico, la urbanización no planificada, la sobreexplotación de los recursos naturales y los efectos del cambio climático, han aumentado dramáticamente los costos económicos de los desastres naturales en América Latina y el Caribe, lo que subraya la necesidad que tienen los países para gestionar mejor estos riesgos. (Fuente: BID)

Y las estadísticas lo confirman. La Cruz Roja Internacional informó que, mientras en 1980 el número de personas afectadas por los desastres (muertos, heridos y desplazados) era de 100 millones, 10 años después alcanzó a 311 millones. “Infortunadamente, las amenazas fundadas en los desastres probablemente serán peores en el futuro”, dice Noji. “El incremento de la densidad de las poblaciones en terrenos anegadizos, en áreas costeras vulnerables y cerca de fallas geológicas; el desarrollo y el transporte de miles de materiales tóxicos y peligrosos, y la rápida industrialización de los países en vías de desarrollo, sugieren la probabilidad de futuros desastres catastróficos con el potencial de millones de damnificados”.

A pesar de que la Naturaleza tiene su carácter, el hombre ha hecho mucho para sumar a ese “mal genio”. Según explican los expertos, además de las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera, las catástrofes ocurren por la deforestación, por el mal uso de los suelos, por los incendios forestales, etc. Si a esto se agrega que existen millones de viviendas construidas en condiciones precarias, en zonas inundables, o frágiles al menor movimiento de la tierra, entonces, las consecuencias se pagan en vidas humanas, en personas lisiadas y en millones de desplazados.

Aquí en la Tierra

Rompiendo todos los mitos y conceptos de igualdad, los desastres dañan más a los pobres que a los ricos. De hecho, de cada diez personas afectadas por un terremoto, inundación, u otro tipo de accidente, 9 viven en los países del Tercer Mundo.

Grandes desastres naturales en cifras anuales, 1950-2001

El gráfico muestra la tendencia creciente en la frecuencia de «grandes» desastres naturales. Las catástrofes están clasificadas como grandes si la capacidad de la región para ayudarse a sí misma está sobrecargada, lo que hace necesaria la ayuda interregional o internacional, como sucede normalmente cuando mueren miles personas, cientos de miles quedan sin hogar o cuando un país sufre pérdidas económicas considerables. (Fuente: Munich Re 2001.)

 

A pesar de que más de un 80 % de las emisiones que ocasionan el calentamiento global se generan en los países industrializados, que la mayor degradación de los suelos, de la deforestación, el consumo y otras agresiones al medio ambiente tienen su origen en los países del Norte, las consecuencias (los desastres naturales) se cobran en el sur.

Unas 1.200 millones de personas viven en la pobreza, la mayoría habitantes de una de las 20 ciudades más pobladas del mundo (superan los 10 millones de habitantes). De estas urbes, 16 están en el Tercer Mundo, donde un gran número de viviendas se construyen de manera precaria, en terrenos sujetos a inundaciones o desplazamientos de tierra, y donde no existe cobertura social preventiva y menos aún, una estructura que pueda socorrer a los afectados cuando los cielos se enojan.

Los científicos afirman que gran parte de los desastres se pueden evitar. Para ello señalan una serie de pautas. Sin embargo, en los países del Tercer Mundo se construyen los barrios en zonas inundables, muchas de ellas rellenadas con desechos de la ciudad, con torres y edificios que no contemplan posibles movimientos sísmicos, y sin planes de evacuación o contingencia.

Texto: Pablo D’Atri
Ilus.: Bibi González

Publicado en Suplemento ECO de abril de 2001.

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