Macá en peligro
El Macá tobiano, un ave que sólo habita en la Argentina, fue recategorizada internacionalmente y señalada como “en peligro crítico”, el máximo nivel de alerta.
Según estudios realizados por investigadores nacionales, su población se redujo en un 80 por ciento en los últimos 25 años. Si no se toman medidas, en diez años podría desaparecer completamente, opinan los expertos.
“Esta es la primera especie endémica de Argentina en peligro crítico. Es decir, toda la población a nivel mundial del macá tobiano está en nuestro país”, recalca Juan Carlos Reboreda, profesor y vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (FCEN-UBA). “Estamos hablando de una especie cuya problemática de conservación está en manos de argentinos”, agrega.
La organización BirdLife International cada año da a conocer el listado de especies en las distintas categorías de amenaza (vulnerable, en peligro y en peligro crítico, o sea, en alerta roja).
“El último muestreo en la década del 80 estimaba que había entre 3000 a 5000 individuos, y nuestros estudios recientes señalan que la población total no supera los 800 individuos. En particular, en un conjunto de lagunas en las que se habían registrado en los 80 unos 2500 individuos, en la actualidad había menos de 500”, indica Reboreda.
WorldBirdwatch, una de las principales revistas de conservación de aves, motivó una campaña internacional de recolección de fondos para implementar medidas de conservación de esta especie emblemática de la Argentina.
Los pocos ejemplares que hoy sobreviven se reproducen en lagunas de altura en las mesetas de la región oeste de la provincia de Santa Cruz entre noviembre y marzo, para luego volar hasta 500 kilómetros para alcanzar la costa atlántica del sur provincial. De cuello y cuerpo blanco, que contrasta con su lomo negro, el macá tobiano es un ave muy adaptada a la vida acuática. Sus atractivos seducen a numerosos naturalistas de todo el mundo desde hace relativamente poco tiempo, dado que esta ave recién se descubrió en 1974.