Adios a las armas

Cuando los aviones ya no vuelen sobre Bagdad; cuando la CNN llame a sus corresponsales para cubrir un nuevo “espectáculo”; cuando el petróleo pertenezca a empresas de Estados Unidos, Gran Bretaña y España; cuando ya nadie se acuerde de Irak; todavía allí vivirá gente, sufrirán millones y la tierra, el agua y cientos de especies de animales y plantas padecerán la furia del tirano…

 

(Suplemento ECO / Abril 2003). En la primera semana de guerra en Irak, las fuerzas militares de Estados Unidos lanzaron más de 600 bombas por día sobre su territorio, más de 27 bombas por hora, casi una bomba cada dos minutos. Como si no alcanzara, durante esos primeros siete días de guerra se arrojaron 600 misiles desde el crucero Tomahawk.

Desde el 20 de marzo, Estados Unidos mantiene 250.000 soldados en la región del Golfo. Entre el equipamiento militar se cuentan cientos de tanques Abrams, helicópteros Apache, lanza misiles, cañones autopropulsados y otras armas de guerra.

El mercado de las armas crece gracias a la guerra en Irak y algunos pocos se benefician. Los países industrializados son responsables del 93% de las exportaciones de armas y solo Estados Unidos participa con un 44% de las exportaciones de Grandes Armas.

Más de 2.000 millones de dólares diarios se gastan a nivel mundial en mantener ejércitos y comprar nuevas armas. Unos 780.000 millones de dólares a nivel mundial. Si solo un 5 % se utilizara para combatir la pobreza, en los próximos 10 años todo el mundo tendría los servicios sociales básicos cubiertos.

Las Naciones Unidas aprobaron la partida de 2.200 millones de dólares para asistencia humanitaria para la población iraquí. Es la mayor asistencia en la historia de la organización internacional y es lo que se gasta por día para mantener ejércitos y comprar armas en el mundo.

La guerra contra Irak se realiza en nombre de la paz y la seguridad internacional. Estados Unidos, Inglaterra y otros países aliados (sin el respaldo de las Naciones Unidas), salieron a la “caza del demonio de Sadam”. Luchar contra los países que refugian a los terroristas, dice George W. Bush y señala que las tiranías y los gobiernos autoritarios son enemigos de su país.

Negocio por partida doble. Estados Unidos los arma y luego los desarma. Desde hace años el país de Bush vende armas a amigos y enemigos. En la década del ‘90, el 72 % de las ventas de armas de EE.UU. fueron destinadas a países en desarrollo y casi la mitad a países que no estaban gobernados “democráticamente”. Irak era uno de ellos.

 

Cuando las bombas caen

Todavía no se conocen las consecuencias de la Guerra del Golfo de hace ocho años. En 1991, en esas tierras asiáticas, las fuerzas militares aliadas utilizaron una cantidad de municiones mayor a las empleadas en la Primera y Segunda Guerra Mundial juntas.

En Kuwait se incendiaron 732 pozos petroleros y más de 500 millones de toneladas de dióxido de carbono se arrojaron a la atmósfera. A 2.000 kilómetros de distancia de allí, en Irán, se encontraron rastros de petróleo, sulfuro y otros ácidos negros producidos por los incendios. Más de 300 lagos de hidrocarburo cubrieron unos 50 kilómetros cuadrados de las arenas del desierto.

Pero hoy la guerra está sobre Irak. La maquinaria de los países con mayor poder destructivo del planeta está allí. Solo Estados Unidos fabrica un 45% de las armas que se venden en el mundo e Inglaterra alcanza otro 17%.

Las fuerzas aliadas “arman” una guerra para desarmar a Irak. La amenaza mundial son las “armas de destrucción masiva” que tiene Sadam Huseín, dice el presidente estadounidense George W. Bush.

 

Ambiente

La amenaza de Bush es el temor de los ambientalistas. El ataque aéreo que las fuerzas aliadas realizan sobre posibles instalaciones industriales y militares provoca una grave contaminación química.

Los misiles y proyectiles que contienen uranio empobrecido y que fueron lanzados por las fuerzas aliadas liberarán al aire óxido de uranio, una sustancia cancerígena. “Ese veneno no puede detenerse ni localizarse una vez que está suspendido en el aire”, dijo a “Tierramérica” Habiba Al Marashi, presidenta del Grupo Ambiental de Emiratos.

En la Guerra del Golfo este metal radioactivo se desparramó con las 50 toneladas de municiones antiblindaje y, según autoridades oficiales británicas, el material liberado en el ambiente causaría hasta 500.000 muertes adicionales por cáncer durante los próximos 10 años.

Noticieros televisivos informan que existen mujeres en Irak que se someten a abortos voluntarios. Temen las consecuencias contaminantes de las “balas de plata”, como le llaman a las armas que contienen uranio empobrecido.

La culpa de las malformaciones, de los abortos, del incremento de los índices de cáncer, leucemia infantil y otras enfermedades entre las poblaciones iraquíes expuestas en la Guerra del Golfo, son atribuidas al uso de estas armas. Son las mismas enfermedades que los veteranos de guerra estadounidenses llaman “Síndrome del Golfo”.

La periodista Cristina Hernández Espinosa señaló que el Pentágono reconoció que el uranio empobrecido fue clave en la victoria en la Guerra del Golfo. “Las fuerzas estadounidenses dispararon durante la operación “Tormenta del Desierto”, 320 toneladas de municiones desde sus aviones A-10, unas 50 toneladas desde los tanques M1-Abram, y 11 toneladas desde tanques y aviones AV-8, el mismo tipo de armamentos presentes ahora en Irak, solo que con mucho mayor poder de fuego”, dijo.

 

Vidas humanas

“En el decenio 1990 las guerras y los conflictos internos forzaron a más de 50 millones de personas a huir de sus hogares, lo que representa 1 de cada 120 personas en el mundo. Durante el último decenio, 5 millones de personas han muerto en guerras civiles en todo el mundo. A fines de 1998, más de 10 millones de personas eran refugiadas, 5 millones eran desplazadas internas y otras 5 millones eran repatriadas”, dice un Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La guerra de Irak podría costar más de 4 millones de vidas humanas, denuncia Greenpeace Internacional. La organización dice que habrá otros 500.000 iraquíes heridos, unos 900.000 refugiados y más de 2 millones de desplazados internos.

El promedio de las guerras y conflictos armados es que, de cada 10 muertos 9 son civiles. En la guerra del Golfo murieron 200.000 iraquíes.

Según Greenpeace, la posibilidad de que en la guerra en Irak se utilicen armas químicas, nucleares y biológicas fue admitida por el propio Bush y Blair, mandatarios de EE.UU. y Gran Bretaña respectivamente. “Si en esta guerra se utilizan este tipo de armamentos, las víctimas se podrían elevar hasta 4 millones y dejaría un legado de contaminación tóxica y nuclear que las próximas generaciones tendrían que enfrentarse”, agrega.

 

Irak

Este país ubicado al suroeste de Asia no es solo desierto y aridez como muchos creen. En sus 434.000 kilómetros cuadrados (tres veces la superficie de la provincia de La Pampa, Argentina), casi la mitad está cubierta por llanuras, montañas, planicies semidesérticas y humedales. Entre los famosos ríos Éufrates y Tigris, en la famosa “medialuna fértil”, se encuentra una zona de pantanos con características únicas en el mundo. En esos humedales se encuentra uno de los mayores refugios de aves migratorias del planeta. Se teme que los derrames de petróleo y los incendios intencionales desorienten a miles de aves.

La Guerra del Golfo (en 1991) mató a 25.000 aves costeras y redujo en un 97% la población de las llamadas aves zancudas. Además, hubo una baja de los niveles reproductivos de hasta en un 50 % del resto de las especies. “Esperamos que las imágenes de aves cubiertas de petróleo, símbolo del impacto de la primera guerra del Golfo, no vuelvan a repetirse en los televisores”, dijo Michael Rands, de la organización Bird Life International.

En la “medialuna fértil” ya desaparecieron más de 40 especies de aves acuáticas, crustáceos y mamíferos exclusivos de la región. En los humedales iraquíes existen al menos 7 especies de mamíferos amenazadas y son el ecosistema que atrae durante el invierno a unas 60 especies de aves acuáticas.

 

Oro negro

Pero Irak también tiene (suena a maldición) la mayor reserva probada de petróleo del mundo, después de Arabia Saudita. Según estudios realizados por investigadores de Estados Unidos, las reservas serían muy superiores a los 2.000 pozos que tiene hoy.

Actualmente produce más de 2 millones de barriles diarios de petróleo y tiene una capacidad de hasta 112.500 millones de barriles. Representa el 11% de la producción mundial y, según estiman informes reservados de empresas anglosajonas, con tecnología de punta se podría extraer hasta 400.000 millones de barriles de oro negro.

Detrás de la guerra de Irak existen muchos intereses. No se sabe quién es el bueno y el malo, el santo y el villano, aunque sí se conoce quiénes son las víctimas y cuáles las consecuencias ambientales.

“La estadounidense ExxonMobil y Chevron Texaco, la británica BP y la holandesa Royal Dutch Shell esperan la entrada triunfal de las tropas estadounidenses sobre Bagdad, para lanzarse sobre un mercado del que se vieron privadas tras la Guerra del Golfo y los prometedores negocios firmados por Sadam Huseín con sus rivales geoestratégicos”, dice el periodista Carlos Monge del diario “Las Últimas Noticias” de Chile. “Sin embargo, la francesa TotalFinaElf, la rusa Lukoil y la china National Oil Company ya tienen contratos de explotación concedidos y temen ser desplazadas de sus negocios por los marines, luego de derrocar a Sadam. Curiosamente (o no tanto), estas tres empresas son originarias de los países que forman el eje antibélico, opuestos a EE.UU. y Gran Bretaña, en el Consejo de Seguridad de la ONU”.

 

Quién carga las armas

Estados Unidos es el país que creó las armas de destrucción masiva, como las nucleares. Este mismo país también utilizó armas biológicas y químicas en Camboya, Vietnam y Corea.

Las armas biológicas (aquellas que desparraman virus, bacterias y toxinas que pueden producir botulismo, calambres, muerte por asfixia, coma, ahogo, etc.) y las armas químicas (el napalm, fósforo blanco, el “agente naranja”, gas nervioso, gas mostaza, etc.) tienen por finalidad destruir y afectar las vidas humanas. ¿Alguien podría pensar que es preocupación de los fabricantes y de quienes las utilizan respetar el ambiente?.

En 1925 fue aprobado un Protocolo en Ginebra, que prohíbe el empleo de armas bacteriológicas y químicas. Ratificado por más de cien países, sin embargo existen denuncias de que muchas naciones tienen un gran arsenal.

Según informes, Rusia tendría decena de miles de toneladas de agentes químicos y Estados Unidos podría alcanzar más de 30 mil toneladas.

Este último país abandonó, en septiembre de 2002, el esfuerzo internacional por dar cumplimiento a la Convención sobre armas biológicas contra el armamento bacteriológico. Además, no permitió las inspecciones de NNUU para determinar la existencia de armas de este tipo en su territorio.

Aunque los misiles caigan sobre Bagdad y señalen a Irak como amenaza mundial, fue Estados Unidos el que se negó sistemáticamente a cumplir con los Tratados de no-proliferación de las armas nucleares, de desarme y de regulación de armamentos en el mundo.

Estados Unidos, junto a otros países como Gran Bretaña, son grandes exportadores de armas en el mundo. Ellos armaron a Sadam Huseín para atacar Irán y fueron ellos los que equiparon a este país con armas químicas, biológicas y nucleares, aun cuando distintos tratados lo prohibieran.

“¿Quién paga la factura de la destrucción deliberada del ambiente?”, pregunta la periodista de Tierramérica a la Premio Nóbel de la Paz, Rigoberta Menchú. “Los pueblos. Son ellos quienes finalmente pagan todas las facturas, no solo las ambientales. Son ellos quienes ven cómo las tierras se vuelven estériles, porque los bosques han sido arrasados y, por lo tanto, ya no caen lluvias. Los ríos se llenan de elementos contaminantes y la gente y los animales ya no pueden tomar agua de allí. Se producen sequías que ponen en riesgo la vida de millones de personas. A su vez, esas sequías producen fuertes flujos migratorios, los cuales llevan a catástrofes humanitarias. Como se ve, se activa un círculo vicioso”.

Texto: Pablo DAtri
Ilust.: Bibi González