Chicharras

Algunos las llaman cigarras, otros prefieren llamarlas coyuyo, a mi me agrada decirles chicharras. Los tres nombres son denominaciones vulgares de las distintas especies que pertenecen a la Familia Cicadidae.

Las chicharras tienen un cuerpo robusto e ingeniosamente coloreado con combinaciones de amarillo, verde, naranja, rojo, negro y pardo. Tal juego de colores junto a la lentitud de sus movimientos les permiten pasar inadvertidas entre las hojas de los árboles donde viven.

Son insectos tan inofensivos como bonitos, tentándonos a admirarlos entre las manos cuando uno de ellos se tropieza entre nuestros pasos.

Tienen 4 alas, las dos más pequeñas son las posteriores que están ocultas y protegidas por las otras dos alas cuando la chicharra no está volando. Las alas anteriores son grandes y muy visibles. Los dos pares de alas son membranosos, en su mayor parte translúcidas y adornan a la chicharra con destellos brillantes cuando el sol las toca.

Con las alas las chicharras pueden llegar a todas las ramitas que desean, viajando de árbol en árbol, jugando a esquivar las hojas. Son insectos que vive en los árboles llamándoselo por eso arborícola, pero también los podemos ver en plantas herbáceas. Cuando se posan en un tronquito pueden sujetarse firmemente con sus seis patas. Así, desde el interior de la copa de los árboles observan con sus grandes y salientes ojos compuestos el movimiento del follaje y a los visitantes que llegan a descansar entre las sombras. Llevan en la cabeza tres ocelos que son ojos simples y dos antenas que también las ayudan a captar lo que sucede a su alrededor.

Cantando

Durante el verano, en los días de intenso calor se puede escuchar el canto de las cigarras machos, llamando a las hembras para formar una pareja reproductiva. Sólo los machos son poseedores del órgano productor de sonido, el cual se encuentra a cada lado en la base del abdomen.

Ese órgano estridulador consta de membranas quitinosas llamadas timbales y de sacos con aire que funcionan como cajas de resonancia. Suele verse un opérculo ocultando y protegiendo los órganos de sonido.

Los machos cantan principalmente para llamar a las hembras a formar parejas pero también lo hacen para congregar a machos o ahuyentar enemigos.

Ficha técnica

Nombres vulgares: chicharra, cigarra, coyuyo

Nombre científico: Quesada gigas (Oliver)

Familia: Cicadidae

Orden: Hemíptera

Clase: Insecta

Phylum: Arthropoda

Distribución: ocupa el centro y noreste de Argentina.

El canto es recibido por ambos sexos, machos y hembras, por medio de los órganos auditivos ubicados en el tórax y constituidos por tímpanos. Como las hembras deben estar alertas al llamado de los machos tienen los tímpanos más grandes para oírlos mejor.

Alimento

Con el aparato bucal, las cigarras acceden al exquisito jugo acuoso del xilema de las plantas, su único alimento, tanto en adultos como en juveniles. Este aparato está formado por piezas bucales modificas llamadas estiletes. En la cabeza hay una zona hinchada que alberga internamente los estiletes enrollados. Externamente, continuando la porción hinchada de la cabeza, se observa un pico largo que lleva y conduce estos estiletes cuando son extendidos para atravesar los tejidos vegetales de plantas leñosas y herbáceas. Pocas especies constituyen un daño económico.

Los huevos son ubicados en grietas en los troncos vegetales. Los recién nacidos al emerger caen al suelo y se entierran utilizando sus patas anteriores que están engrosadas. El desarrollo juvenil puede llevar de uno a varios años y consta de cinco mudas, es decir, 5 estadios ninfales o juveniles.

Las ninfas, a diferencia de los adultos, viven subterráneamente, moviéndose entre las raíces para alimentarse utilizando sus estiletes. La ninfa V madura deja el suelo cuando las condiciones son favorables. Busca un sitio protegido, usualmente un tronco, se afirma con sus patas y se alista para mudar y dar salida al adulto.

Es frecuente ver prendidas de las cortezas de los árboles las exuvias o exoesqueletos vacíos de las ninfas V después de salir los adultos. Los adultos emergen con cuidado y extienden lentamente sus alas, esperan a que estén listas para hacer su primer vuelo y luego se disponen a comenzar un nuevo ciclo de vida...

Texto: Lic. Bárbara Corró Molas
Fotos: R. Comerci y P. D’Atri

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