A los pedos

Hay miles de millones de cabezas de ganado en el mundo. La actividad es fuente de proteínas para miles de millones de personas y representa el 40% del PBI mundial. Sin embargo, el ganado es responsable de una quinta parte de las emisiones de gases de invernadero que genera el Calentamiento Global. La buena noticia es que se pueden reducir los efectos con prácticas productivas sustentables.

 

Son muchas, muchísimas, las vacas, ovejas, toros y bueyes que pastan y rumian en los campos del mundo. Según últimos informes, hay más de 3.200 millones en el planeta.

El problema es el impacto que generan en el ambiente. “La ganadería es uno de los sectores con repercusiones más graves en los principales problemas medioambientales a todos los niveles, desde el ámbito local hasta el mundial”, dice el informe “La larga sombra del ganado”, de la “Iniciativa para Ganadería, Medio Ambiente y Desarrollo” (LEAD), impulsado por la FAO.

Prácticamente en todas las etapas del proceso de producción ganadera se emiten y liberan en la atmósfera sustancias que contribuyen al cambio climático. Estas “contribuciones” no son procesos conocidos, reconoce la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El organismo internacional señala que el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero (el 18%, medido en su equivalente en dióxido de carbono, CO2) que el sector del transporte.

Millones y millones de animales que comen toneladas de pasto. Una vaca, por ejemplo, mastica unos 45 kilos de forraje durante unas 6 horas todos los días. Y eso va a su organismo donde la fermentación en uno de sus pre-estómagos (rumian) produce metano (entre otros gases). Luego los libera a la atmósfera a través de eructos y pedos, unos 113 y 189 litros de metano diarios.

El informe de la LEAD señala que el sector pecuario produce el 9% de las emisiones de CO2  y emite el 39% del metano (CH4) antropógeno, que proviene, en su mayor parte, del proceso de fermentación que ocurre en la digestión entérica de los rumiantes.

El metano

El CO2 es el principal gas de efecto de invernadero que existe en la atmósfera. Esto si se tiene en cuenta el volumen. Si se compara por “potencialidad” el CH4 lo supera largamente. “El metano es el segundo gas de efecto invernadero más importante”. Además su emisión permanece en la atmósfera de 9 a 15 años. El poder de retención de calor es unas 21 veces superior al del CO2 en un periodo de más de 100 años, dice el informe LEAD.

Este gas no tóxico, incoloro e inflamable, está en la lista de los principales GEI. Contribuye hasta en un 14% al calentamiento global y crece su incidencia en la atmósfera producto de la actividad humana.

Y los pronósticos son preocupantes. Estudios afirman que las concentraciones de CH4 se incrementaron un 150% desde la era preindustrial y en las últimas décadas se agrega un 1% más a la atmósfera por año. Se calcula que para a fines de este siglo superará en cantidad al CO2 en la atmósfera.

Soluciones

Existen soluciones pero son complejas, dicen los expertos. Básicamente porque el sector pecuario representa el 40% del producto bruto agrícola mundial, genera empleo para 1.300 millones de personas y es medios de subsistencia para 1.000 millones de personas empobrecidas del mundo. “Los productos de la ganadería suministran un tercio del consumo mundial de proteínas”, explica la FAO.

Para el organismo de las ONU las soluciones pasan por incrementar la eficiencia de la producción ganadera y de la agricultura forrajera. También menciona la necesidad de mejorar la dieta de los animales para reducir la fermentación intestinal y las consiguientes emisiones de CH4. Por último propone el uso del gas, como por ejemplo las plantas de biogas para reciclar el estiércol.

En la misma dirección un estudio del organismo de las ONU, conjuntamente con la Secretaría de Energía y el Ministerio de Agricultura de Argentina, y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuario (INTA), destacó el potencial biomásico de la Argentina debido a la disponibilidad de recursos y residuos aprovechables para uso energético.

En nuestro país la ganadería aporta el 35% de las emisiones de GEI, según el INTA. Esta situación mejoraría si se promovieran propuestas para mitigar los efectos de la actividad. Por ejemplo aprovechando los residuos de las actividades agropecuarias para generar bioenergía o hacer uso de los gases que emite el ganado.

 “El sector pecuario es un elemento muy importante de estrés para muchos ecosistemas y para la totalidad del planeta”, dice en las conclusiones el informe “La larga sombra del ganado”. Sin embargo, señala que es un agente fundamental en la economía agrícola, un importante proveedor de medios de vida para las poblaciones y un determinante clave de la dieta y la salud humana. “Por esta razón su papel en los problemas del ambiente debe considerarse en el contexto de sus múltiples y variadas funciones, en una gran diversidad de ambientes naturales y económicos, y en función de objetivos de políticas muy diversos”, concluye. (Publicado en Suplemento ECO / Febrero de 2019)

Informe: Pablo D’Atri
Ilustración: Bibi González

Imprimir