Más de mil doscientos kilos por día de residuos peligrosos se generan en los hospitales, las clínicas, los consultorios odontológicos, laboratorios y otros centros de salud en Santa Rosa (La Pampa) y la zona.
Informe ECO (Septiembre 2013)_. Unos 1.241 kilogramos de residuos patológicos (o patogénicos) se reciben por día en Santa Rosa. Son unos 37.236 kilos mensuales.
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Salen de los hospitales, del geriátrico, de laboratorios, de las clínicas, de las farmacias, del consultorio del odontólogo, del bioquímico, del veterinario y de otros “centros de salud”.
En más de 37.000 bolsas rojas mensuales, parten de unos 320 centros de salud que existen en Santa Rosa, Toay, Catriló, Lonquimay, Uriburu, Anguil, Doblas, Macachín, Miguel Riglos, Ataliva Roca, Victorica, Luan Toro, Telén y Winifreda.
El tema, la gran pregunta, es qué hacer con ellos.
Qué hacer
Para resolver qué hacer con ellos, la Municipalidad de Santa Rosa le encargó a la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam) un estudio de factibilidad.
Bajo la mirada de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, la ingeniera María de los Ángeles Irribarra y el licenciado Federico Di Prieto elaboraron dos informes: “Análisis y selección de tecnologías de tratamientos de los Residuos Patológicos”, y “Evaluación de Impacto Ambiental: Reubicación de la Planta de Tratamientos de Residuos Patológicos”.
Los profesionales (luego de realizar un análisis del marco normativo internacional, nacional, provincial y municipal, de destacar los distintos aspectos que condicionan el tema), explican y enfrentan el polémico tema de la reubicación de la planta y las alternativas viables para el tratamiento de residuos patológicos. “Se propone la conveniencia de que sean tratados con la tecnología de esterilización térmica a vapor (Autoclave) y, por otro lado, los residuos orgánicos (cadavéricos) por la metodología de incineración (horno pirolitio)”, afirman.
Pirolítico
En el año 1998 se instaló el primer (y único) horno pirolítico en Santa Rosa. En el predio del Hospital Lucio Molas, el equipo recibió durante años cientos de miles de kilos de residuos patogénicos de Santa Rosa y de otras localidades vecinas.
Vencida su vida útil, calculada en diez años (con un correcto mantenimiento), el paso del tiempo y de inversiones hicieron que en el 2011 el horno explotara. Desde entonces las cosas cambiaron, y cambiaron para mal. Los residuos fueron enterrados sin tratamiento (y de manera precaria y transitoria) en el relleno sanitario, al norte de la ciudad.
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“Los residuos hospitalarios pueden producir contaminación y enfermedades si no se los maneja adecuadamente”, afirma “Salud sin daño” que reconoce que “la incineración de residuos hospitalarios es una de las principales fuentes de emisión al ambiente de contaminantes como dioxinas y mercurio”. La coalición internacional, que está integrada por unas 450 organizaciones en 52 países, señala que, cuando se queman los residuos hospitalarios sin previa separación y selección, se generan sustancias contaminantes. También dice que cuando no se tratan, pueden terminar en los rellenos o basureros municipales lo que ocasiona un peligro para recicladores y cartoneros. “Salud sin daño” explica que para trabajar contra la amenaza que representan los residuos hospitalarios lo primero es minimizar el ingreso de sustancias peligrosas a la corriente de residuos en los centros de salud. Luego proponen implementar tecnologías alternativas a la incineración. Seguidamente plantean una serie de medidas complementarias como la capacitación de los trabajadores de la salud y la implementación de prácticas sustentables en los hospitales y otros centros de salud. |
Más de 400.000 kilos de residuos patogénicos se manipulan en Santa Rosa por año.
Con la intención de comenzar a dar una solución al tema, el estudio de la UNLPam propone brindar la información más relevante “para los procesos de toma de decisión (…) tendientes a un mejoramiento real en la gestión de los residuos patológicos”, según señalan los profesionales.
Al polémico tema de la utilización del horno pirolítico, el estudio aclara que la “incineración de residuos patológicos orgánicos no genera emisión de dioxinas y furanos al ambiente si se realiza una correcta selección de residuos patológicos en origen (sistema público y privado de salud) y una verificación de las cargas previas a ser incineradas, evitando las condiciones para que los residuos o elementos potencialmente puedan generar dioxinas y/o furanos siendo el predio de la planta asfáltica el más apropiado para llevar a cabo dicho tratamiento”.
Con respecto a la reubicación de las instalaciones que funcionan actualmente en el Hospital Lucio Molas, Irribarra y Di Prieto recomiendan construir la futura planta de tratamientos de residuos peligrosos en el predio contiguo a la planta asfáltica (a metros del cementerio parque). Además, opinan que la disposición final (las cenizas) “se realice en un nuevo sitio diferente del actual relleno sanitario”.
Por último, proponen la creación de un “Programa de Educación, Capacitación y Monitoreo de separación de Residuos Patológicos en origen”. La idea es que se aplique a aquellos actores responsables de la generación de los residuos patológicos, tanto de Santa Rosa como de las localidades vecinas que envían los residuos a la capital pampeana.
Texto: Pablo D’Atri
Ilus.: Bibi González
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