Instalar muchas antenas en el país es la propuesta del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM). El organismo del Gobierno Nacional comenzó una fuerte campaña para multiplicar las 15.700 antenas de telefonía móvil que hay en el territorio. Dicen que “mejoran la comunicación” y aclaran que no afectan a la salud de las personas y el ambiente. Especialistas y organismos científicos no opinan lo mismo.
(Suplemento ECO - Diciembre de 2016). “Comunicados es mejor”, dice en la página de “inicio” el ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones que funciona en el Ministerio de Comunicaciones de la Nación). La imagen que acompaña es de unos chicos “conectados” con sus smartphone.
La política del organismo nacional tiene, entre otras propuestas, desplegar de manera intensa una campaña para multiplicar las 15.700 “antenas amigables”. Según dicen, mejoran la comunicación y no afectan la salud. “Necesitamos instalar antenas de telefonía móvil para mejorar las comunicaciones en todo el país”, dice la web oficial y destaca las bondades de esta tecnología: “Gracias a las antenas podemos hablar, usar las redes sociales, escuchar música, hacer trámites y tener acceso al mundo entero”.
En el sitio del ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones) está desplegada la campaña “Antenas Amigables”. Citan a la OMS y dicen que no existen evidencias científicas concluyentes que confirmen que las RNI producen efectos adversos sobre la salud. “Tanto las mediciones realizadas por el Enacom como las presentadas por las operadoras, dan valores muy inferiores a los requeridos por la normativa argentina y por la OMS.”
“Amigables” no es un calificativo inocente para los ambientalistas y científicos. Ellos denominan así a las tecnologías y prácticas que son beneficiosas para las personas y la naturaleza. Por eso son críticos con la campaña del ENACOM.
Contaminación
Las antenas de telefonía móvil emiten Radiaciones No Ionizantes (RNI, definidas genéricamente como una energía que se presenta en forma de ondas que se propagan a través del espacio). Irradian al igual que otros aparatos domésticos como el horno de microondas, el secador de pelo, la afeitadora eléctrica, la tevé, etc. También existen radiaciones en más de 60 materiales radiactivos naturales presentes en el suelo, el agua y el aire.
Que existan en otros aparatos domésticos o en la naturaleza no tranquiliza a quienes cuestionan a la telefonía móvil y las antenas. La diferencia es una cuestión de potencia y dosis, dicen.
"Hasta el momento, dentro de los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), no existen evidencias científicas concluyentes que permitan afirmar que las RNI (radiación no ionizante) producen efectos adversos sobre la salud de la población", se excusa el ENACOM en su web.
Pero la información es compleja y la misma OMS dice que “a medida que aumenta el uso de las radiaciones ionizantes también lo hacen los posibles peligros para la salud si no se utilizan o contienen adecuadamente”. Seguidamente afirma que “las dosis bajas de radiación ionizante pueden aumentar el riesgo de efectos a largo plazo, tales como el cáncer.”
El organismo de las Naciones Unidas cita al Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, quien informa que “ha clasificado los campos electromagnéticos producidos por los teléfonos móviles como posiblemente carcinógenos para los seres humanos”.
A favor de ENACOM y las empresas de telefonía móvil se puede decir que, hasta el momento, la OMS no ha sido concluyente ni determinante en torno a la vinculación de las radiaciones y posibles consecuencias en la salud. Sin embargo tanto ambientalistas como integrantes del mundo científico recuerdan que la OMS clasificó como “posible cancerígeno” al glifosato recién en 2015, 45 años después de que se descubrió esta sustancia y 15 años más tarde de su uso masivo e intensivo a nivel mundial.
Servicio, salud y negocio
ENACOM es el polémico organismo que dio por tierra con la Ley de Servicios Audiovisuales y el AFSCA. Surgió luego de que el radical Oscar Aguad, Ministro de Comunicaciones, intervino la AFSCA. Entre sus objetivos está el de “crear condiciones estables de mercado para garantizar el acceso de todos los argentinos a los servicios de internet, telefonía fija y móvil, radio, postales y televisión”, según dice textualmente en su sitio oficial el flamante organismo.
Y el dato no es menor teniendo en cuenta el volumen del negocio de la telefonía móvil en el país. Argentina lidera el mercado en el sur del continente y es el número 20 a nivel mundial. Se calculan que existen unos 62,5 millones de teléfonos móviles en el país, de los cuales 50 millones son smartphone.
Más antenas
Según datos oficiales, en el país existen más de 15.700 antenas. De acuerdo a las estadísticas publicadas, existen 383 antenas cada millón de habitantes. Es decir, en La Pampa habría unas 130 antenas distribuidas en el territorio provincial.
Para ENACOM, más antenas mejoran el servicio y reducen los niveles de contaminación. “A medida que aumenta la cantidad de antenas, baja el nivel de Radiación No Ionizante en el espacio libre”, señala. Además, “La instalación de antenas mejora el rendimiento de los teléfonos. De esta manera, el celular ahorra batería y evitamos que se recaliente.”
Para Antonio Brailovsky el problema es complicado y requiere buenos mecanismos de control: “Los aparatos varían su potencia de acuerdo con la cantidad de usuarios. En qué momento superan la potencia y durante cuánto tiempo, no lo sabemos. Hay que hacer un control continuo. Las antenas tienen momentos de riesgo, más o menos graves; la pregunta es si los procedimientos garantizan que se detecten.”
Con un promedio de un aparato y medio por habitante (contando incluso a los recién nacidos, a los enfermos y hasta los que no tienen), el negocio de la telefonía móvil en Argentina, en el año 2010, era de 28.696 millones de pesos. Hoy supera largamente los 53.000 millones de pesos.
“¿Tiene sentido poner en marcha una tecnología a lo loco cuando no sabemos los riesgos? ¿Solamente porque es un negocio? Si se priorizará la salud pública, tendría que instalarse el mínimo indispensable de antenas”, dice Antonio Brailovsky en un reportaje en el diario Página/12.
Economista y docente, Brailovsky ve “difícil” que la sociedad genere mecanismos de control o acciones de resistencia frente a esta propuesta tecnológica. “La gente ha sido colonizada por los celulares y está fascinada. Reclaman más potencia y mejor señal”, dice.
Informe: Pablo D’Atri
Ilus.: Bibi González
