Ballenas NO

La Corte Internacional de Justicia de La Haya ordenó a Japón que cese la caza de ballenas en el océano Antártico, al considerar que es una actividad comercial y no científica, como define el aquel país.

«Japón debe revocar todos los permisos, autorizaciones y licencias concedidos en el marco de [el programa de investigación] Jarpa II y abstenerse de conceder cualquier nuevo permiso en virtud de este programa», dijo el juez Peter Tomka durante una audiencia en el Palacio de la Paz de La Haya. La corte falló a favor de las ballenas por 12 votos a favor y 4 en contra.

«Profundamente decepcionado» se manifestó Japón por la decisión aunque afirmó que respetará la prohibición impuesta por la Corte, tal como declaró el representante nipón ante el principal órgano judicial de la ONU, Koji Tsuruoka. “Como un Estado que respeta la supremacía del derecho y un miembro responsable de la comunidad internacional, Japón acatará el fallo”, sostuvo. No obstante, Japón no descartó proponer un nuevo programa científico para pescar en la Antártida.

Como leer

El fallo de la Corte no prohíbe la caza de ballenas en términos generales y tampoco para la investigación científica (tampoco lo permite) sino que veda la captura bajo ese argumento implementada por Japón.

Entre los fundamentos que sustentan el fallo, el órgano de justicia sostiene que los números de ballenas cazadas no se corresponden con ningún criterio científico. Tampoco la variación de estos números y de las especies cazadas. La Corte considera que es una actividad comercial que intenta ser disfrazada como científica.

En las distintas reuniones de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) de las Naciones Unidas y en organismos como la Comisión Ballenera Internacional (CBI), se plantea una fuerte tensión entre aquellos países que proponen una prohibición total sobre los cetáceos y países como Japón, que argumentan que la caza no genera impactos negativos sobre estos animales.

En un informe presentado por el organismo científico designado por CITES en Santiago de Chile (2002), resultó llamativo que el número de cetáceos de la especie de ballena cazadas por Japón se encontraban en buen número, incluso superando la población recomendada. Sin embargo el plenario del organismo de Naciones Unidas prohibió nuevamente la caza de las ballenas. Japón, como es costumbre, protestó.