El carancho

El bosque se abría generoso. La mañana fría y soleada nos permitía oír hasta los sonidos más débiles. En un momento, el silencio dejó de ser. Los pájaros levantaron vuelo presintiendo el peligro. Las cotorras, veloces y bullangueras, fueron las elegidas por el carancho. Abrió y cerró sus poderosas patas y eso fue suficiente.

Es poco frecuente verlo cazar en el aire, ya que la mayoría de las veces lo hacen en tierra, persiguiendo en trechos muy cortos a su presa. Es carroñero, es decir: come carne de animales muertos, aunque también langostas, cuises, víboras y pichones. Los paisanos lo tienen mal visto porque es común verlo planear cerca de los gallineros y en los corrales en busca de comida. Por eso es una especie muy perseguida por el hombre.

En un viejo caldén, en la copa, se veía una construcción circular de espinas de más de 60 centímetros de diámetro. Esa es la casa del carancho y, si no los persiguen, viven muchos años en el mismo nido.

La vida en pareja es digna de las mejores novelas. Una vez que se juntan lo hacen para toda la vida. Si son una pareja nueva, construyen entre los dos el nido, y si no, buscan su antigua casa y la acomodan para la ocasión. En primavera, cuando la hembra puso los tres huevos de color oscuro con manchas blancas, se turnan para incubarlos. Luego de casi 30 días, nacen los pichones y también son padres ejemplares: tanto el macho como la hembra participan de la crianza.

Pero lo más característico del carancho es su manera de caminar. Con pasos largos describen un movimiento bamboleante, y picotean el suelo constantemente buscando su alimento. No desprecian nada, y se comen hasta los huevos de otras aves.

Sobre el plumaje oscuro, se destaca su garganta blanca. Dice la leyenda que es un pañuelo que se lo regaló la lechuza cuando eran novios. Según cuentan los más viejos, la lechuza le reclamó el pañuelo cuando se pelearon y el carancho, tirando la cabeza hacia atrás, soltó una fuerte carcajada: ¡Kra-kra-kra!

Si te encontrás con un carancho al costado de la ruta o sobre el poste de algún alambrado, vas a ver que cuando grita emite ese sonido característico que todos llaman krakeo.

Texto: Horacio Riesco

Foto: Aves, Fauna Arg. Ed. Ceal

Dibujo: Bibiana González