Cada 14.000 kilómetros de vuelo de un avión de pasajero se generan 2 toneladas de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases responsables del calentamiento planetario.
En el 2019 las aerolíneas comerciales habían trasladado mundialmente a 4.540 millones de pasajeros (un 4,2% más que en 2018), según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, en inglés).
Por su parte, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) de las Naciones Unidas indica que la aviación representa el 2% de las emisiones globales de CO2. Además, señala que subirían esas emisiones entre 7 y 10 veces en 2050, en comparación con los niveles de 1990.
En América Latina, Brasil es el mayor emisor de CO2 de avión (10,3 millones de toneladas en 2018), seguido por México (5,21 millones) y Argentina (2,03 millones).
“La aviación está en deuda con los ciudadanos, porque se han aprovechado de nuestros impuestos. La industria busca hacernos sentir culpables por tomar un avión, cuando debería enfrentar el costo de contaminar”, cuestiona Sara Mingorría, académica del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad de Barcelona, España. (Fuente: IPS)
