Más de 540 litros por día consume una familia tipo que vive en la zona de quintas entre Toay y Santa Rosa (La Pampa, Patagonia Argentina). Un informe de la UNLPam advierte que la presión sobre el acuífero “no sería sustentable” y que el riego excesivo es todo un problema. La buena: el agua es apta para el consumo humano.
(Marzo 2015)._ Las aguas subterráneas vienen bajando. A esta conclusión arribaron dos especialistas pampeanos que desde hace varios años están estudiando el problema del consumo del agua y su impacto en el acuífero de Toay-Santa Rosa.
La familia “tipo” en el Lowo Che utiliza unos 547 litros diarios para todo tipo de consumo doméstico. Pero es el riego el que se lleva casi todas las críticas. Si bien los 800 litros promedios diarios para riego son apenas superiores a los 547 litros diarios para consumo humano, el primero se realiza intensamente en solo cuatro meses (en el verano). |
“Uso del agua subterránea en el sector periurbano de Toay: Situación y perspectiva” es el informe que realizaron los geólogos Carlos Camilletti y Eduardo Mariño. Los investigadores sostienen que los niveles del acuífero que abastece de agua a miles de personas en esa zona “muestra patrones de descenso escalonado y estacional. Estos comportamientos se atribuyen a dos variables de consumo características de épocas estivales, el uso para riego y el recreativo (piletas), a lo que se suma un sostenido crecimiento urbanístico para el lapso analizado”.
Crece
El trabajo se desarrolló en el marco de un convenio entre el Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación, la Municipalidad de Toay y la Universidad Nacional de La Pampa (Proyecto DETEM 2009).
El equipo se centró en un área “semiurbana” ubicada en la localidad de Toay. En un espacio de unos 7 kilómetros cuadrados, al límite con la capital pampeana, que crece y se multiplica. Es el conocido barrio “Lowo Ché”.
Sin redes de agua potable y cloacas, toda la zona donde se ubica este barrio experimenta uno de los crecimientos habitacionales más importantes de la provincia (sobre todo a partir del año 2006). Con terrenos que promedian los 1000 metros cuadrados, la cantidad de construcciones aumentó de manera exponencial.
Sobre los terrenos se levantan las viviendas y se diseña una parquización que demanda grandes cantidades de agua. El problema es que se abastecen “a través de perforaciones domiciliarias y vierten sus efluentes (cloacales) mediante sistemas de cámaras sépticas y pozos negros”, dicen los profesionales.
Consumo de agua
Camilletti y Mariño evaluaron el consumo de agua de una vivienda tipo (construida en un terreno de 1000 metros cuadrados), tanto para uso “humano” (para ducharse, lavar y cocinar), para riego y para la pileta (“recreativo”).
Recarga de los acuíferos Las lluvias son la principal fuente de recarga de los acuíferos y los años secos o lluviosos condicionan el nivel de las napas subterráneas. |
La familia “tipo” en el Lowo Che utiliza unos 547 litros diarios para todo tipo de consumo doméstico. Pero es el riego el que se lleva casi todas las críticas. Si bien los 800 litros promedios diarios para riego son apenas superiores a los 547 litros diarios para consumo humano, el primero se realiza intensamente en solo cuatro meses (en el verano).
Y una de las preocupaciones de los especialistas es calcular el “retorno”. Es decir, la diferencia entre la cantidad del agua que se extrae del acuífero y la que vuelve infiltrándose en el suelo arenoso. El cálculo del estudio determinó que si bien en todos los casos es negativa (llega menos agua de la que se extrae), es en el riego donde los valores se van a las nubes.
Pero el problema se agrava porque el consumo para riego se hace en un corto tiempo. En los meses de verano, en sólo 120 días, una familia tipo utiliza un promedio (mínimo) de 2.400 litros diarios para tapizar el suelo de un verde inglés y frondosos árboles y arbustos exóticos. “El consumo estival es el principal origen del decrecimiento en el volumen almacenado del acuífero”, dicen los geólogos y concluyen que el riego y la recreación (pileta) son “las principales causantes del deterioro cuantitativo observado”.
Contaminación
El estudio considera que la urbanización “puede afectar la disponibilidad”, pero también la “calidad de las aguas subterráneas”.
Cantidad y calidad fueron los valores estudiados por Camilletti y Mariño. Si bien es en el riego donde el consumo aumenta, la contaminación se centra en las “aguas negras” que pueden contaminar la calidad del acuífero.
El dato destacado es que si bien no existen redes de cloacas en la zona, no hay evidencias de contaminación. “Si bien se registra un incremento de nitrato, los bajos valores obtenidos y la disminución de la conductividad eléctrica permitirían descartar una contaminación de origen antrópico”, dicen.
Conclusiones
La tendencia creciente de poblamiento de esa zona de Toay hace prever que la propuesta de 2 viviendas por hectárea es un panorama muy alejado de la realidad. Por eso los profesionales señalan que “la urbanización del área de estudio impone una presión sobre el recurso hídrico subterráneo que tenderá a incrementarse de acuerdo con cálculos realizados”.
Categóricos, reclaman políticas públicas para evitar males mayores y advierten que “la situación hidrológica del área, desde el punto de vista cuantitativo, muestra que el régimen de explotación actual no sería sustentable”.
Texto: Pablo DAtri
Ilus.: Bibi González
Informe completo en el suplemento ECO (N°187/Marzo 2015)